30 de abril de 2008

SISTEMAS DE RETENCIÓN INFANTIL (SRI) - CAPÍTULO I

Los estudios sobre seguridad en automóviles que se realizan a nivel mundial, demuestran unos resultados alarmantes en lo que a los niños como pasajeros se refiere. A partir de una velocidad de 5 km/h, un niño que viaje sin sujeción, puede sufrir lesiones importantes en caso de accidente. Habitualmente, hacemos una escasa estimación del peligro al que sometemos a los niños cuando los transportamos a determinadas velocidades y en forma no adecuada, y es por ello que tenemos que conocer los dispositivos de seguridad que les eviten lesiones, o muertes.
Dentro de un coche, en caso de accidente, la fuerza resultante de la velocidad de impacto hace que el comportamiento del cuerpo de cualquier persona que viaje sin sujeción, o incorrectamente sujeta, sea convertida en un objeto proyectado en el interior del habitáculo con unos movimientos realmente espeluznantes que producen lesiones de importancia, e incluso la muerte, en su contacto con los propios elementos del habitáculo, y con el resto de pasajeros (VER VIDEO). Por ello, se incorporan con carácter imperativo una serie de medidas de seguridad para que el resultado de los accidentes (ante la previsión de inexistencia de posibilidades de evitación) sea lo menos dañoso posible. De ahí, nace la obligatoriedad de transportar niños con sistemas de retención, adaptados a su talla y peso. Es, comparativamente, la misma obligatoriedad que para las personas adultas la utilización del cinturón de seguridad.
UN NIÑO OCUPA SIEMPRE UNA PLAZA, SEA CUAL SEA SU EDAD. El por qué, es fácil de razonar: si estamos obligados a viajar con dispositivos de seguridad y retención, no podemos superar el número de plazas homologadas porque no habría suficientes elementos de protección, y alguien tendría que viajar sin sujeción, hecho que prohíbe la legislación vigente. Los SRI se dividen en varios grupos: 0, 0+, 1, 2, y 3. Para saber qué tipo de silla debemos comprar y utilizar para los niños, debemos dejarnos orientar por los vendedores, e incluso, probarla con el niño antes de efectuar la compra. Todo dependerá de la edad, talla y peso, no debiendo utilizar sillas inadecuadas porque tendría efectos contraproducentes. Es importantísimo que se nos indique la referencia de homologación, es decir, que el SRI está testado y comprobado y que tiene los puntos de apoyo necesarios. Del mismo modo, los vendedores son los que mejor nos pueden enseñar a instalar y desinstalar el SRI en los asientos de nuestro automóvil. Es la guía más útil y certera que podemos utilizar para que el dispositivo de seguridad sea efectivo.
Enlace sobre los airbags y los SRI en el asiento delantero: Revista DGT

* SEGURIDAD COMPLEMENTARIA: Anclajes ISOFIX.
Con toda probabilidad, habrá muchos lectores que se extrañen al ver este apartado, quizás porque nos suena a todos un poco raro. Por homologación en 2004, e incorporación obligatoria en 2006 para todos los automóviles, se incluye el anclaje tipo ISOFIX, para los SRI (Sistemas de Retención Infantil). Hasta su aplicación, y puesto que los SRI van sujetos a los asientos por medio del cinturón de seguridad, se comprobó que en un accidente, y por la inercia del movimiento y fuerzas resultantes de los impactos, los SRI oscilaban como consecuencia de un giro derivado de la extensión del cinturón de seguridad que sujeta el dispositivo. Su efecto giratorio hacia adelante, provoca el desplazamiento del SRI, y la posibilidad de que el pasajero impacte con la cabeza sobre los asientos delanteros. Por ello, se incorporaron los anclajes ISOFIX, que son unos puntos de sujeción rígidos, atornillados o soldados a la carrocería del vehículo, entre el respaldo y el asiento, que permiten unir el SRI a la misma, logrando una fijación y unión firme, que evita el citado efecto giratorio, acoplándose mediante unas pinzas que se introducen en los puntos señalados. El soporte isofix, es compatible también con los cinturones de seguridad. Podemos saber si nuestro automóvil tiene estos anclajes, mirando en los asientos traseros. Tendrán una inscripción: ISOFIX.

Otro tipo complementario al isofix, es el TOPTETHER, que le proporciona aun mayor seguridad, ya que aporta dos correas que se enganchan en puntos del techo del automóvil, o bien en el maletero (dependiendo del vehículo). Para saber si tenemos este tipo de anclajes, en el maletero y el techo de la parte trasera, y si encontramos el pictograma que se muestra con la inscripción TOPTETHER, podremos levantar la moqueta o plásticos y ver las anillas donde se unen las correas. Su ubicación dependerá del modelo del coche, ya que no todos lo llevan igual. Su función es evitar la rotación del SRI en caso de accidente.

Recientemente se ha introducido un nuevo sistema, llamado EASY-FIX, que incorpora en las bases de SRI útiles para anclajes isofix, un tercer punto de apoyo, mediante un pie extensible que se adapta a la altura de los asientos traseros al suelo. Su acción, en caso de accidente, impide con el pie que el SRI pueda girar, fijando de este modo con seguridad.

EDUCACIÓN VIAL

Este blog será, sin duda alguna, un foro inigualable para contribuir a ampliar conocimientos viales, y comprometernos conjuntamente a velar por una seguridad vial más efectiva, con un nivel de aplicación más extendido y que nos permiten mantenerla al alcance y servicio de todos.
Una de las características que definen nuestra sociedad actual es el uso generalizado y masivo de los vehículos, tanto en los desplazamientos por motivos de trabajo, como para otras cuestiones relacionadas con actividades diarias no laborales, es decir, que utilizamos el vehículo prácticamente para todo, incluso dentro de la misma población.
Todo ello multiplica potencialmente los índices de probabilidad de ocurrencia de accidentes, sea cual sea su magnitud, y en cuya producción intervienen tres factores fundamentales: hombre o mujer, vehículo, y vía. Los accidentes, de los que no estamos libres ninguno de nosotros, generan daños y víctimas, y la sociedad actual no puede permitirse el lujo de seguir sufriendo este desgaste. Está comprobado estadísticamente que el principal causante de accidentes es el hombre o mujer, tanto por sus errores en la conducción, como por el incumplimiento normativo en la vigilancia de la seguridad vial, lo que le convierte en objetivo de atención pormenorizada. Son causas frecuentes de accidentes los excesos de velocidad, influencia de bebidas alcohólicas y su repercusión en la seguridad vial, conducción temeraria, despistes, imprudencias, etc. La base común de todos ellos, la inexistencia de concienciación y sensibilidad de los resultados dramáticos que pueden ocasionarse con esas conductas inapropiadas. Se sobreentiende que no todas las personas tienen un concepto claro del valor de la vida, tanto de la propia, como de la del resto de personas que comparten espacio y tiempo. La falta de concienciación social y de respeto hacia la vida de los demás, el incumplimiento o transgresión normativa, y comportamientos irresponsables, son factores concomitantes que intervienen en los accidentes de tráfico.
Como preocupación social que nos incluye y afecta, hay que buscar soluciones positivas que contribuyan a minimizar la accidentalidad y las víctimas que provoca, entendiendo que este problema tiene una raíz sociológica que requiere una especial atención y actuación básica sobre las conductas, mediante una formación adecuada que modifique nuestros hábitos y comportamientos incorrectos en la seguridad vial. La Educación Vial se plantea como uno de los elementos formativos más útiles, activos e incisivos de cara a la generación de unas conductas sociales responsables adaptadas a la necesidad de intervención sobre el tráfico y su accidentalidad, bajo el influjo de las reflexiones que todos y cada uno de nosotros aportemos, debiendo encauzar nuestro compromiso social a través de ella porque dispone de un campo de aplicación estructural con componentes sociales importantes, que conjuga el cumplimiento normativo con la normalización del tráfico, para que no existan accidentes, ni víctimas. Nos permite introducirnos en la vorágine del tráfico con unos conocimientos mínimos que nos ayuden a mantener emergente el espíritu de seguridad vial, y nos garanticen una circulación ordenada, donde el respeto mutuo entre las personas convierta las conductas inapropiadas en el reconocimiento de una sensibilidad de naturaleza colectiva.
La Educación Vial no consiste exclusivamente en conocer las señales, sino que, mediante una metodología de asociación de significados de los elementos del tráfico, se fomenta el aprendizaje de conductas y respeto normativo como primer eslabón de una cadena formativa que se sumerge en la problemática social de la circulación y su accidentalidad, aportando medios y recursos para erradicarla, o intentar minimizarla lo máximo posible, tanto en daños materiales como humanos. Se imparte principalmente en los colegios, a través del profesorado, como temas transversales de los currículos educativos (en un futuro se incorporará definitivamente como una asignatura más); y por Policías Locales Monitores de Educación Vial, como conocedores de la normativa y perspectiva profesional en términos de intervención. Para aquellas personas que no han aprendido nunca conocimientos viales (personas que no obtienen ningún tipo de carnet, o que no tienen formación escolar, etc.), y cuyo tránsito circulatorio por nuestras calles y carreteras puede considerarse como una deriva sustentada en su experiencia aproximada y sin una base mínima, la Educación Vial representa un comodín que puede ayudarles a combatir la confusión y problemas que el tráfico actual les genera.
Los índices mínimos de accidentalidad y mortalidad derivada de accidentes en nuestro entorno más próximo, no son justificación suficiente para evitar, esquivar o rechazar la Educación Vial, o restarle valor. La responsabilidad formativa debe asumirse como una función compartida, sabiendo que el ámbito familiar y ocioso ejercen una fuerte influencia en el desarrollo psicosocial de las personas. Y es por ello que la Educación Vial que se imparte en los Colegios, también debe reforzarse por la familia fuera del horario escolar para que sea exitosa al 100%, pero para ello, deben tenerse unos conocimientos viales correctos para fortalecer el mensaje formativo.
La Educación Vial puede interpretarse como una sinergia y convergencia en la búsqueda de rutas que consigan una homogeneización cultural de la seguridad vial al amparo de unos valores adecuados, con la colaboración, consenso, y acción integradora, de Colegios, Monitores de Educación Vial, Familia, instituciones y organismos, para que se incorpore como una característica más de nuestra riqueza cultural, y como responsabilidad social de conjunto. Puede destacarse que la Educación Vial es un continuo proceso de reciclaje, tanto para quienes tienen conocimientos viales, como para los que no: los primeros para recordar y no olvidar; y los segundos para aprender. El amplio abanico de aplicación, alcanza bastantes colectivos susceptibles de recibir Educación Vial: tercera edad, madres y padres de alumnos, personas con discapacidad o movilidad reducida, necesidades educativas especiales, amas de casa, etc.
Como objetivo prioritario de la Educación Vial, hay una dirección obligatoria hacia la infancia, para que en el futuro dispongan de unos conocimientos y conductas adecuadas, proporcionales al esfuerzo formativo y corrector que la sociedad actual invierta en seguridad vial. En la circulación de vehículos y personas, los niños son el elemento más débil y desprotegido en todos los aspectos, y de ahí precisamente nace la preocupación de que haya que enseñarles a conocer el medio y su peligrosidad latente, las dificultades que plantea en su desarrollo psicomotriz, la existencia de personas con movilidad reducida y necesidades educativas especiales, etc., debiendo inculcarles conductas ejemplares que reflejen nuestro compromiso social, para que contribuyan ellos también a desarrollar una sociedad más humilde, tolerante, solidaria, y responsable.
Debemos colaborar desde todos los frentes en la expansión de la Educación Vial como responsabilidad compartida, cuya repercusión nos afecta a todos por igual, para que nos conduzca a una Seguridad Vial digna de los tiempos en que vivimos, y haya cada vez menos accidentes, y menos víctimas. Aunque no nos demos cuenta, a diario se producen accidentes, y solamente reflexionamos y recapacitamos cuando nos toca de cerca, y es por ello precisamente que no hay que esperar a que llegue tal extremo, sino que podemos evitarlo con pequeños esfuerzos, que, tras la suma de nuestras individualidades, alcance colectivamente un logro social importante.